LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
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JUAN-G
CHAMPI
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LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS…
Todo comenzaba una mañana a eso de las siete y media… De repente las campanas del ayuntamiento del pueblo me despertaron. No quise ni asomarme a la ventana pues sabía que el sol, todavía un poco tímido, no haría otra cosa sino confundirme acerca del dia que me esperaba, pues las predicciones no eran del todo favorables.
Sobre las ocho y media, una mirada fugaz por la ventana, desde mi cama, me dejó claro que hoy: iba a pasarmelo bien! Efectivamente, cuando abrí el portón de la terraza pude vislumbrar un dia claro, típico de otras tierras mediterráneas. La temperatura quedaría durante todo el dia entre veinte y veinticinco grados, imaginense el resto.
Pues bien, desayuno, vestimenta, bicis al coche y nos decidimos a ir en el vehículo hasta un pueblito cercano al todavía innombrable. De camino nos desilusionamos un poco, ya que nos encontramos con un camino vecinal que si bien por el asfalto, los desniveles de los que alardeaba eran impracticables; por qué? Cuando ves que el coche en su marcha mas corta patina cual perrillo en dibujos animados, te das cuenta que las rampas superan el treinta por ciento. Y por fin, llegamos al valle situado al pie del innombrable. Mi querido acompañante pronto comprendió que no podría subir semejantes desniveles y que su disfrute sería presenciar como yo mismo abatiría a la muerte. Aún así, cual indomable dicidió no renegar y la emprendería con un puerto cercano, si bien menos asesino de ciclistas, tampoco podría menospreciarsele.
Yo por mi parte, descargué mi “burricleta” del coche y desde el kilómetro uno, comenzaría a subir. Y aquí comienza mi partircular odisea.
Kilómetro uno. Comienza la subida. Una subida que apuntaba a un tipo Assuan, pronto se convertiría en un tipo San Jerónimo. Un mediano plato y un piñón que variaba entre 28 y 32 dientes me acompañaban, junto a una brisa mañanera, húmeda, con unos olores característicos del cantábrico, a flores silvestres y altos árboles. Pronto te acostumbras a esa brisa, esos olores, creyendo que toda la vida has estado respirando así de bien,…….. hasta que te encuentras con una tan común por estos lares moñiga de vaca, con sus moscas y todo que te devuelve a la cruda realidad. San Jerónimo, pendientes del 8% de media me acompañan durante aproximadamente 40 minutos. Por fin, la conocidísima: VIAPARÁ.
Kilómetro cinco. Una pendiente del 2,5%, es decir, llano casi completamente, me acompaña, es un descanso previo al tremendo hachazó que el innombrable me atizaría tan solo medio kilómetro después. Estoy contento, estoy disfrutando cada pedalada así que ni siquiera me percato de lo que queda, hasta que miro arriba y veo un serpenteante camino que parece ascender al mismísimo cielo de los ciclistas.
Kilómetro seis o siete, ya no lo veo claro. Las cuestas comienzan a ponerse duras, los metros parecen haberse detenido en mi cuentakilómetros o como algunos lo llaman, el computador de la bici. Parezco no avanzar, pero queda claro que cada metro me lo he ganado yo, a fuerza de pedal. No me duele nada, hasta que de repente veo un cartel que dice:
Pendiente máxima: 21,5%, 300 metros.
Un pinchazo en el corazón, no propio de un infarto, sino de una felicidad extrema, me dice que ahora si, que ahora estoy inmerso en plena ascensión al innombrable, aunque ahora si puedo decirlo, el ANGLIRU. Ese puerto mítico que tanta alegria le dio a algunos y que tanto le quitó a otros en tan pocos kilómetros.
Los metros se suceden lentamente a golpe de pedal, machacando, cerrando los codos, encogiendo la espalda para acercar la cabeza al manillar, los riñones sufren, las piernas se retuercen, pero ni se me pasa por la cabeza el volver, solo miro adelante, nunca hacia atrás. Algunas vacas se interponen en mi camino, pero respiro hondo tratando de parecer más alto y “tiro palante”, acordándome del miedo del amigo expert.
Algo así como “les cuñes de les Cabanes” me confunde haciendome creer que estoy en la zona más dura del puerto, así que aprieto los dientes y “tiro parriba”. Lo unico que veo son carteles que dicen 15%, 18%, 21%, 16%, llega un momento en que ni siento ni padezco, la respiración se ha estabilizado, las piernas parecen no ser mias o mas bien parece que alguna fuerza extraña me ha poseido, tal vez incluso sepa de donde, o mas bien de quien, proviene esa fuerza que me empuja siempre hacia arriba.
De repente, cuando creia que ya no se podia sufrir mas, un estúpido cartel puesto ahí, en una esquinita de la carretera, como pareciendo una especie de venganza divina, dice: “cuñe les cabres, 24,5%, 0,5 km” Levanto la mirada y veo una recta de cuño desnivel el ingeniero que diseñó la carretera quedará orgulloso y recordado por el resto de los tiempos. De repente veo como el desarrollo que me acompaña es un 22 de plato y 32 de piñon, y veo como la bici se me levanta, por lo que me veo obligado a meter riñones, mis maltrechos riñones, que llevan ya 12 kilómetros de ascensión. Intento ponerme de pie y pronto comprendí que ni siquiera yo puedo ir tan despacio y de pie, por lo que vuelvo a mi sillín y sigo aprentando los dientes, metiendo los riñones, cerrando los codos y rezando para que esos 500 metros acaben pronto. Ya no existe esa brisa, tan solo un golpeante y radiante sol, un cielo completamente azul, algunos buitres volando bajo atraidos por el olor a carne quemada y mi aliento, que es expulsado tan despacio que parece ser el unico aire que golpea mi frente.
Y por fin, termina la dichosa cuñe les cabres, el famoso 24,5%, parezco flotar sobre el asfalto cuando veo otro cartelito que dice 18%. Increible, pero cierto, el 18% parecia llano, incluso bajé un piñón. Pero de repente una curva a derechas, contracurva a izquierdas, contracontracurva a derechas, 21%, pero que es esto!!!!!!!!!! Dios, dame fuerzaaaaaaa, ahora no quiero pacienciaaaaaaaa!!!!!!!!!!
Por fin, veo un cartel que dice cima, 0.5 km. Eso me da fuerzas y bajo un piñón como reposeido de nuevo por la komofuerza. Llego a la cima, un llanito e incluso una minibajada de 50 metros me llevan hasta el descansadero de la cima, del Angliru, del asesino de ciclistas, el matahombres. Estoy arriba, he subido de un tirón, sin bajarme, y una profunda satisfacción me inunda.
Después de un descanso y una charla con un pastor del lugar, decido emprender la bajada, con precaución y buena letra. Solo me queda explicar dos cosas, una relacionada con el título de esta crónica, que no ha hecho más que intentar acercaros a este paraje tan sinigual, y otra relacionada con la siguiente pregunta:
Subiendo el angliru, ¿cuando se alcanzan las 200 pulsaciones por minuto?
Muy facil, los frenos de disco no son eternos, y lo comprendes cuando bajando un 24,5% ves el cuentakilómetros subir de 65 a 70 en un abrir y cerrar de ojos y decides frenar a 15 km/h para poder coger una curva de 180º. La fuerza G alcanza el valor de 3G y te imaginas el gráfico famoso de la fórmula uno. Pues bien, después de tres curvas como esa ves como los frenos de disco ya no valen ni para frenar un carrito polos, las pastillas huelen a quemado y el tacto esponjoso de los frenos te hace comprender que has recalentado las pastillas demasiado y ahora no frenan.
La segunda pregunta, mas facil todavía se responde de la siguiente manera y está relacionada con la primera. Debido a que los frenos no frenan lo que quisiera, decido frenar con toques cortos pero la velocidad aunmenta. Veo una curva abierta y decido tomarla un poco más rápido. Justo cuando estoy en la curva veo que en el suelo hay gravilla suelta y de repente me veo con la bicicleta recta, comprendiendo y debatiendome entre la siguiente tesitura: si inclino, patino y se me va de delante y me voy pal barranco; si freno demasiado, se me va de atrás y voy pal barranco; si no inclino, no freno, me voy pal barranco. Y es aquí, en esta milésima de sgundo cuando tu corazón se dispara hasta las 200 ppm, frenas con mas miedo que un pavo en la nochebuena, sacas el pie para intentar equilibrar la bicicleta sin inclinarla, te acercas al borde de la carretera que da paso al abismo del barranco, y dices uyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuy, ahhhhhhhhhhhhh.
SALVADO POR LOS PELOS. El corazón en la boca, las piernas tiemblan tanto que me tengo que sentar en el sillín, pero……..que puta pasada……
Con cariño a mis komomolos.
Todo comenzaba una mañana a eso de las siete y media… De repente las campanas del ayuntamiento del pueblo me despertaron. No quise ni asomarme a la ventana pues sabía que el sol, todavía un poco tímido, no haría otra cosa sino confundirme acerca del dia que me esperaba, pues las predicciones no eran del todo favorables.
Sobre las ocho y media, una mirada fugaz por la ventana, desde mi cama, me dejó claro que hoy: iba a pasarmelo bien! Efectivamente, cuando abrí el portón de la terraza pude vislumbrar un dia claro, típico de otras tierras mediterráneas. La temperatura quedaría durante todo el dia entre veinte y veinticinco grados, imaginense el resto.
Pues bien, desayuno, vestimenta, bicis al coche y nos decidimos a ir en el vehículo hasta un pueblito cercano al todavía innombrable. De camino nos desilusionamos un poco, ya que nos encontramos con un camino vecinal que si bien por el asfalto, los desniveles de los que alardeaba eran impracticables; por qué? Cuando ves que el coche en su marcha mas corta patina cual perrillo en dibujos animados, te das cuenta que las rampas superan el treinta por ciento. Y por fin, llegamos al valle situado al pie del innombrable. Mi querido acompañante pronto comprendió que no podría subir semejantes desniveles y que su disfrute sería presenciar como yo mismo abatiría a la muerte. Aún así, cual indomable dicidió no renegar y la emprendería con un puerto cercano, si bien menos asesino de ciclistas, tampoco podría menospreciarsele.
Yo por mi parte, descargué mi “burricleta” del coche y desde el kilómetro uno, comenzaría a subir. Y aquí comienza mi partircular odisea.
Kilómetro uno. Comienza la subida. Una subida que apuntaba a un tipo Assuan, pronto se convertiría en un tipo San Jerónimo. Un mediano plato y un piñón que variaba entre 28 y 32 dientes me acompañaban, junto a una brisa mañanera, húmeda, con unos olores característicos del cantábrico, a flores silvestres y altos árboles. Pronto te acostumbras a esa brisa, esos olores, creyendo que toda la vida has estado respirando así de bien,…….. hasta que te encuentras con una tan común por estos lares moñiga de vaca, con sus moscas y todo que te devuelve a la cruda realidad. San Jerónimo, pendientes del 8% de media me acompañan durante aproximadamente 40 minutos. Por fin, la conocidísima: VIAPARÁ.
Kilómetro cinco. Una pendiente del 2,5%, es decir, llano casi completamente, me acompaña, es un descanso previo al tremendo hachazó que el innombrable me atizaría tan solo medio kilómetro después. Estoy contento, estoy disfrutando cada pedalada así que ni siquiera me percato de lo que queda, hasta que miro arriba y veo un serpenteante camino que parece ascender al mismísimo cielo de los ciclistas.
Kilómetro seis o siete, ya no lo veo claro. Las cuestas comienzan a ponerse duras, los metros parecen haberse detenido en mi cuentakilómetros o como algunos lo llaman, el computador de la bici. Parezco no avanzar, pero queda claro que cada metro me lo he ganado yo, a fuerza de pedal. No me duele nada, hasta que de repente veo un cartel que dice:
Pendiente máxima: 21,5%, 300 metros.
Un pinchazo en el corazón, no propio de un infarto, sino de una felicidad extrema, me dice que ahora si, que ahora estoy inmerso en plena ascensión al innombrable, aunque ahora si puedo decirlo, el ANGLIRU. Ese puerto mítico que tanta alegria le dio a algunos y que tanto le quitó a otros en tan pocos kilómetros.
Los metros se suceden lentamente a golpe de pedal, machacando, cerrando los codos, encogiendo la espalda para acercar la cabeza al manillar, los riñones sufren, las piernas se retuercen, pero ni se me pasa por la cabeza el volver, solo miro adelante, nunca hacia atrás. Algunas vacas se interponen en mi camino, pero respiro hondo tratando de parecer más alto y “tiro palante”, acordándome del miedo del amigo expert.
Algo así como “les cuñes de les Cabanes” me confunde haciendome creer que estoy en la zona más dura del puerto, así que aprieto los dientes y “tiro parriba”. Lo unico que veo son carteles que dicen 15%, 18%, 21%, 16%, llega un momento en que ni siento ni padezco, la respiración se ha estabilizado, las piernas parecen no ser mias o mas bien parece que alguna fuerza extraña me ha poseido, tal vez incluso sepa de donde, o mas bien de quien, proviene esa fuerza que me empuja siempre hacia arriba.
De repente, cuando creia que ya no se podia sufrir mas, un estúpido cartel puesto ahí, en una esquinita de la carretera, como pareciendo una especie de venganza divina, dice: “cuñe les cabres, 24,5%, 0,5 km” Levanto la mirada y veo una recta de cuño desnivel el ingeniero que diseñó la carretera quedará orgulloso y recordado por el resto de los tiempos. De repente veo como el desarrollo que me acompaña es un 22 de plato y 32 de piñon, y veo como la bici se me levanta, por lo que me veo obligado a meter riñones, mis maltrechos riñones, que llevan ya 12 kilómetros de ascensión. Intento ponerme de pie y pronto comprendí que ni siquiera yo puedo ir tan despacio y de pie, por lo que vuelvo a mi sillín y sigo aprentando los dientes, metiendo los riñones, cerrando los codos y rezando para que esos 500 metros acaben pronto. Ya no existe esa brisa, tan solo un golpeante y radiante sol, un cielo completamente azul, algunos buitres volando bajo atraidos por el olor a carne quemada y mi aliento, que es expulsado tan despacio que parece ser el unico aire que golpea mi frente.
Y por fin, termina la dichosa cuñe les cabres, el famoso 24,5%, parezco flotar sobre el asfalto cuando veo otro cartelito que dice 18%. Increible, pero cierto, el 18% parecia llano, incluso bajé un piñón. Pero de repente una curva a derechas, contracurva a izquierdas, contracontracurva a derechas, 21%, pero que es esto!!!!!!!!!! Dios, dame fuerzaaaaaaa, ahora no quiero pacienciaaaaaaaa!!!!!!!!!!
Por fin, veo un cartel que dice cima, 0.5 km. Eso me da fuerzas y bajo un piñón como reposeido de nuevo por la komofuerza. Llego a la cima, un llanito e incluso una minibajada de 50 metros me llevan hasta el descansadero de la cima, del Angliru, del asesino de ciclistas, el matahombres. Estoy arriba, he subido de un tirón, sin bajarme, y una profunda satisfacción me inunda.
Después de un descanso y una charla con un pastor del lugar, decido emprender la bajada, con precaución y buena letra. Solo me queda explicar dos cosas, una relacionada con el título de esta crónica, que no ha hecho más que intentar acercaros a este paraje tan sinigual, y otra relacionada con la siguiente pregunta:
Subiendo el angliru, ¿cuando se alcanzan las 200 pulsaciones por minuto?
Muy facil, los frenos de disco no son eternos, y lo comprendes cuando bajando un 24,5% ves el cuentakilómetros subir de 65 a 70 en un abrir y cerrar de ojos y decides frenar a 15 km/h para poder coger una curva de 180º. La fuerza G alcanza el valor de 3G y te imaginas el gráfico famoso de la fórmula uno. Pues bien, después de tres curvas como esa ves como los frenos de disco ya no valen ni para frenar un carrito polos, las pastillas huelen a quemado y el tacto esponjoso de los frenos te hace comprender que has recalentado las pastillas demasiado y ahora no frenan.
La segunda pregunta, mas facil todavía se responde de la siguiente manera y está relacionada con la primera. Debido a que los frenos no frenan lo que quisiera, decido frenar con toques cortos pero la velocidad aunmenta. Veo una curva abierta y decido tomarla un poco más rápido. Justo cuando estoy en la curva veo que en el suelo hay gravilla suelta y de repente me veo con la bicicleta recta, comprendiendo y debatiendome entre la siguiente tesitura: si inclino, patino y se me va de delante y me voy pal barranco; si freno demasiado, se me va de atrás y voy pal barranco; si no inclino, no freno, me voy pal barranco. Y es aquí, en esta milésima de sgundo cuando tu corazón se dispara hasta las 200 ppm, frenas con mas miedo que un pavo en la nochebuena, sacas el pie para intentar equilibrar la bicicleta sin inclinarla, te acercas al borde de la carretera que da paso al abismo del barranco, y dices uyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuy, ahhhhhhhhhhhhh.
SALVADO POR LOS PELOS. El corazón en la boca, las piernas tiemblan tanto que me tengo que sentar en el sillín, pero……..que puta pasada……
Con cariño a mis komomolos.
CHAMPI- Super-Biker
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Edad : 43
Localización : cordoba
Fecha de inscripción : 17/11/2008
Re: LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
IMPRESIONANTE CRÓNICA!!!.... "de exquisita pluma y de conciso detalle".... me alegro mucho de tu viaje en general y de tu "Mítica" ascensión en particular. Espero que cuando regreses nos cuantes con detalles todos los pormenores de tu "excursión" por Asturias.
Felicidades por tu subida y espero que el vídeo que me mandaste sea solo una parte........ porque como no vea entera la subida grabada.... Yo no me creo que te hayas subido el Angliru del tirón tu solito!! ...je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je... ... deja de tomar tanta sidra, Gañán!!! ... que sueñas demasiao!!
Felicidades por tu subida y espero que el vídeo que me mandaste sea solo una parte........ porque como no vea entera la subida grabada.... Yo no me creo que te hayas subido el Angliru del tirón tu solito!! ...je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je,je... ... deja de tomar tanta sidra, Gañán!!! ... que sueñas demasiao!!
JUAN-G- Super-Biker
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Edad : 46
Localización : Córdoba City
Fecha de inscripción : 08/10/2008
Re: LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
Jova, que envidia más más sana te tengo Champi!!!
Habria que pasar el test de esfuerzo de los frenos de disco en el Anglirú.
Me alegro muchísimo por tí, has conseguido una meta con la que algunos soñaremos aún bastante tiempo.
Tienes que pasar los Tracks de los caminos de cabras que se que alguno habrás hecho.. no??
Un saludo.
Habria que pasar el test de esfuerzo de los frenos de disco en el Anglirú.
Me alegro muchísimo por tí, has conseguido una meta con la que algunos soñaremos aún bastante tiempo.
Tienes que pasar los Tracks de los caminos de cabras que se que alguno habrás hecho.. no??
Un saludo.
fr4nk- Super-Biker
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Localización : panete
Fecha de inscripción : 09/10/2008
Re: LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
eres un maquinon!!!!!! fantastica cronica y preciosa aventura. ya nos fuera gustado a mas de uno aconpañarte. saludos
p.d: gracias por acordarte de mi en esta cronica, aunque sea por las cagaleras que me entran con las vacas jejejeje
p.d: gracias por acordarte de mi en esta cronica, aunque sea por las cagaleras que me entran con las vacas jejejeje
expert- Globero de primera
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Localización : montalban de cordoba
Fecha de inscripción : 25/03/2009
Re: LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
Que mamona estas hecha... como sabes donde nos duele a mas de uno. Bien sabes que me hubiera encantao acompañarte, pero esta vez no pudo ser.
Sigue disfrutando lo que te queda de vacaciones y te esperamos para que nos cuentes el resto.
PD: Tu foto de la Cobertoria la guardare junto a la mia de La Huesera.
Sigue disfrutando lo que te queda de vacaciones y te esperamos para que nos cuentes el resto.
PD: Tu foto de la Cobertoria la guardare junto a la mia de La Huesera.
JOSEMOL- Biker de 1ª
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Localización : CÓRDOBA
Fecha de inscripción : 08/10/2008
CHAMPI- Super-Biker
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Localización : cordoba
Fecha de inscripción : 17/11/2008
Re: LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
Joder tio, al final va a ser verdad que has subido el angliru, me corroe la envidia, pero de la mala mala. Espero no muy lejos en el tiempo, subir esa montaña aunque le tenga que decir al chofle que me monte un 39. Enhorabuena tiaco.
pablo- Biker de 1ª
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Edad : 43
Localización : Córdoba
Fecha de inscripción : 09/10/2008
Re: LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
No te da verguenza salir sin el polomolo al menos, !!!!! Ahora que iba a hacer el apartado KOMOMOLOS POR EL MUNDO !!! Te pones con el polo de B.C. Arenas !!! Manda güevos !!!!!!
Re: LOS FRENOS DE DISCO NO SON ETERNOS... CRONICA DE UN DIA EN EL ANGLIRU.
no te preocupes, es que el equipo oficial komomolo lo he reservado para este findesemana que tengo la carrera esta que me he apuntado. podeis ver todos los datos en www.asturconbtt.com
lo dicho, espero que en esta carrera dejar el nombre komomolo muy muy alto. Un poco más y nos dan el trofeo al club más lejano, solo faltaban 3 komomolos más para este premio. jajajaja.
lo dicho, espero que en esta carrera dejar el nombre komomolo muy muy alto. Un poco más y nos dan el trofeo al club más lejano, solo faltaban 3 komomolos más para este premio. jajajaja.
CHAMPI- Super-Biker
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Localización : cordoba
Fecha de inscripción : 17/11/2008
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Vie Sep 03, 2010 4:12 pm por JoSuA
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Vie Sep 03, 2010 4:10 pm por JoSuA
» PEROLETE
Vie Sep 03, 2010 4:07 pm por JoSuA
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Vie Sep 03, 2010 9:45 am por pablo
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Miér Sep 01, 2010 3:48 pm por fran
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